14 de marzo de 2025
Hoy nos encontramos y nos reconocemos: personas, organizaciones, empresas y colectivos de distintos territorios, para reafirmar un pacto: proteger la vida en toda su diversidad. Actualmente, somos testigos, a nivel global, de la profundización de discursos y prácticas de odio, racistas, xenófobas, misóginas, LGBTIfóbicas y capacitistas, debido a la creciente inestabilidad política, el retroceso democrático y el debilitamiento de los mecanismos de protección de los derechos humanos. Pensábamos haber alcanzado ciertos consensos mínimos sobre aquello que no puede ser deshecho y, en particular, sobre los derechos ya adquiridos, que no estamos dispuestas ni dispuestos a negociar.
En medio del auge de una noción de “libertad” mal entendida como egoísmo desmedido, acumulación material, impunidad e individualismo, reafirmamos con fuerza nuestro compromiso con la vida y con la defensa de los derechos humanos. Y cuando decimos “vida”, la entendemos en su sentido más radical: todo aquello que la hace posible y plena, todos los elementos de la naturaleza, los ecosistemas, la biodiversidad y las comunidades.
En esta era de la paradoja de la hiperconectividad permanente y la desconexión, sostenemos que es urgente seguir tejiendo lazos de solidaridad, recuperar la confianza en lo colectivo, fortalecer las redes de apoyo mutuo y continuar apostando por una ética basada en la justicia y el bienestar común. Defender el derecho de todas las personas y las especies a existir con dignidad no debe ser una consigna ocasional o una agenda de turno, sino una forma cotidiana de habitar el mundo, de trabajar, de vivir, de amar y de coexistir.
Nos comprometemos también a cuidar este pacto entre todas y todos, a resistir en tiempos reaccionarios y violentos con firmeza y convicción, con compasión y diálogo, para abrirle paso a la equidad, la justicia, la esperanza y la alegría, y a quienes vendrán en futuras generaciones. El compromiso con la vida es también un compromiso con el cuidado de nuestros cuerpos, los territorios, la cultura y la naturaleza, reconociéndolos en su valor propio, más allá de cualquier lógica de mercado. Nos comprometemos a continuar trabajando por el bienestar de los ecosistemas y las comunidades, para que la vida, en todas sus formas, tenga la posibilidad real de florecer con dignidad.
"La impunidad no es solo la falta de castigo; es la continuidad del orden de poder que permitió la violencia en primer lugar".