“He llegado a creer, una y otra vez, que lo más importante para mí debe ser dicho, expresado en palabras y compartido, incluso con el riesgo de ser malinterpretado. Hablar me beneficia, más allá de cualquier otro efecto. Porque la causa del silencio era la misma que la causa de mi dolor. Pero mis silencios no me han protegido. Tu silencio no te protegerá.”
— Audre Lorde
Hoy, 20 de febrero, es el Día de la Justicia Social. En términos generales, cuando decimos Justicia Social nos referimos a todas las reparaciones imprescindibles para abordar la desigualdad social estructural e histórica, y para garantizar una distribución equitativa de derechos, recursos y oportunidades. La justicia social está estrechamente vinculada al acceso a la educación, la salud, la participación política y la redistribución económica. Su propósito es hacer posible un desarrollo pleno para todas las personas.
Parece ser que ahí es donde el mundo se parte, es en ese punto exacto en donde las aguas se dividen: ¿qué entendemos por desarrollo pleno?
En tiempos recientes, los movimientos sociales se han fortalecido. Se han establecido conexiones, puntos de encuentro, miradas que contemplan la interconexión entre todas las causas de la injusticia. Estos movimientos han buscado identificar el patrón común que subyace, dirigiendo su energía hacia una causa primaria: un sistema que se beneficia de la explotación, que es funcional para algunos, siempre y cuando se oprima a otros. Un sistema que, tarde o temprano, no podrá sostenerse. Un sistema que ya no se sostiene.
Sin embargo, en este círculo de violencia que tiende a surgir siempre que el mundo estaá en proceso de transformación, se han alzado voces reaccionarias y negacionistas, que buscan desestabilizar los derechos conquistados y desandar los avances logrados a lo largo de años, décadas y siglos.
Es en este contexto donde nuestras miradas, nuestras profesiones, nuestros oficios y sensibilidades cobran relevancia: en el estímulo a una imaginación colectiva que desarme la lógica del "éxito" actual, esa que mide el progreso en términos lineales y de crecimiento exponencial, como si fueran las medidas deseables de prosperidad, bienestar y seguridad. Se trata de esparcir nuevas ideas sobre el desarrollo pleno, sobre la conexión con lo natural, entendiendo que somos parte de un ecosistema mayor. Ideas sobre una vida de propósito, de cuidado y colaboración colectiva, de comunidad fuerte, de belleza: caótica, libre y fuerte.
¿Qué podemos hacer para imaginar este presente? ¿Qué podemos hacer para accionar este presente?