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¿Cómo ser inclusivo en tiempos del COVID-19?

En la última década, la diversidad e inclusión ganaron un lugar importante en las agendas. Muchas empresas incursionaron en programas de concientización. Algunas ya implementan prácticas de contratación inclusivas y favorecen esta transformación cultural. En este momento de incertidumbre por el COVID-19, no debemos olvidar los logros alcanzados. Aplicar un enfoque basado en la inclusión, nos ayudará a salir más fortalecidos de este desafío. 

Entendiendo el alcance de diversidad e inclusión

La diversidad hace referencia a una condición de la esencia humana. Es una fuente de riqueza para la humanidad. Cuando hay variedad, estamos en condiciones de ver cosas diferentes y complementarias.  La diversidad no solo nos enriquece como personas y como organización, sino que nos protege. 


¿Cómo puede ayudarnos el enfoque de la diversidad e inclusión ahora?

Esta crisis global está afectando a toda la humanidad. En pocas palabras, nos está mostrando que somos, sin excepción, vulnerables. Las recomendaciones siguientes pueden ayudarnos a superar este desafío:

-          Re pensar nuestro propósito. El propósito responde a la pregunta ¿para qué hago lo que hago? Y la respuesta va más allá de lo económico: tiene que ver con la contribución positiva que mi labor produce en el otro y el entorno. Las empresas inclusivas tienen un propósito centrado en el ser humano. 

-          Aplicar una mirada inclusiva. Se refiere a una manera de ser y existir como organización. Tengamos en cuenta nuestros sesgos, que nos llevan de manera inconsciente a repetir patrones, especialmente bajo altos niveles de estrés. Por ejemplo no convoquemos siempre a las mismas personas.

-          Salir del Yo e ir al Nosotros. Uno de los primeros pasos en el desarrollo de una cultura inclusiva es adoptar una posición empática que nos permite confiar y co-crear una nueva realidad. La forma de salir del miedo es conectarnos con los demás y generar conversaciones nuevas, que nos lleven a construir confianza y descubrir “insights” sobre lo que necesitamos para diseñar juntos el nuevo paradigma. 

-          Recurrir a las fortalezas de todo el equipo. Cuando aplicamos un enfoque de diversidad e inclusión, nos focalizamos en las fortalezas, no en lo que no puede hacer, le falta o es diferente de mí. Ante la incertidumbre, corremos el riesgo de aferrarnos a nuestro instinto de supervivencia. Recordemos las fortalezas: esto va a crear un ambiente de colaboración del que va a surgir la solidaridad sostenible. 

-          Alentar el pensamiento ‘divergente’. En este momento que parecen derrumbarse muchos paradigmas, necesitamos pensamientos creativos, ideas fuera de la caja para imaginar salidas a esta crisis, innovar y crear nuevas formas. 

¿Qué lecciones podemos aprender? 

Muchas personas con discapacidad y miembros de grupos minoritarios son especialistas en desarrollar resiliencia. Mientras ellos ya conocen al concepto de límite, muchos de nosotros lo estamos experimentando por primera vez: el límite físico, social, laboral. Saben que solos no pueden y que cada uno/a depende del otro/a. La crisis nos está enseñando que nos necesitamos y somos interdependientes. Cuando aplicamos un estilo inclusivo en nuestro trabajo, nos beneficiamos todos todas y cada uno. Y podemos empezar a implementarla ya mismo, en nuestro pequeño espacio y dejar que la onda expansiva crezca. 

Para ello, es importante desde las empresas seguir reflexionando sobre este tema y cuestionarnos, ¿qué acciones podemos tomar para convertir este desafío en una oportunidad en el ámbito laboral? Invitamos a continuar con este desafío para construir una sociedad de la inclusión.